El conejo ‘sucumbe’ a las malas prácticas agrícolas y cinegéticas

Ecologistas en Acción reclama que deje de gestionarse el conejo desde el alarmismo infundado, una estrategia estatal y que se avance en la protección y restauración de los hábitats de la especie.

https://www.ecoticias.com/naturaleza/198344/conejo-malas-practicas-agricolas

La reciente inclusión del conejo silvestre en la categoría de “en peligro” dentro de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) viene a demostrar que lo que llevan tanto tiempo señalando parte de la comunidad científica y las organizaciones ecologistas es un hecho.

No solo no cabe considerar al conejo como una plaga, sino que la realidad señala que sus poblaciones son las de una especie amenazada. Han decrecido enormemente, entre un 60 % y un 70 % según la UICN, habiéndose extinguido en áreas de distribución a escala local.

Este desplome de las poblaciones, que se suma a otros sufridos en el pasado, está afectando al papel estratégico de la especie como presa fundamental en los ecosistemas mediterráneos. Poniendo en riesgo la supervivencia de poblaciones naturales tradicionales de especies amenazadas, como el lince ibérico, el águila imperial o el águila de Bonelli o perdicera.

Sin duda son diversos los factores que contribuyen a esta situación, pero entre ellos emergen de forma significativa en el último informe de la UICN la destrucción de los hábitats a causa de la agricultura y la ganadería, y la sobreexplotación y la mala gestión a causa de la caza.

Las enfermedades víricas, la mixomatosis y las distintas variantes de la enfermedad hemorrágica, contribuyeron de manera crítica a la reducción de las poblaciones desde 1950 y aún hasta ahora. Pero la especie ha ido generando inmunidad, por lo que fenómenos de recuperación suceden a los de epidemia.

Lejos de poder controlar estas enfermedades, además se ven favorecidas por el constante trasiego de ejemplares vivos o muertos que la caza genera entre las distintas áreas de distribución. Por ello, la gestión humana del territorio y de este lagomorfo se revela como el principal factor para que se haya incrementado su nivel de amenaza.

En el caso de España, donde el conejo es especie cinegética y la responsabilidad de su gestión recae en las comunidades autónomas y en los cotos de caza, se ha impuesto en la última década la idea de que hay que hacer un control muy severo de las poblaciones a través de la gestión cinegética para evitar daños en la agricultura.

Hasta el punto de que los tibios intentos de enfocar la gestión de la especie de forma integral, como los planes regionales de Castilla-La Mancha o de Andalucía, se han derogado o caído en el olvido por la presión del lobby agrario y cinegético.

Además, el conflicto por los daños en la agricultura no se apacigua a pesar de que se cazan en proporción más conejos que nunca, con todo tipo de artes de caza y en todas las épocas del año. Los afectados se resisten a tomar sencillas medidas de protección de los cultivos y todo ello lleva a pensar básicamente que se exagera el problema, y que interesa mantener el clima de alarma social y victimismo creado en torno a él.

Las administraciones se desentienden de controlar la agricultura y la ganadería, fomentando la intensificación de estas actividades en el territorio, lo que supone la destrucción de los hábitats y su contaminación por pesticidas. Se guían por un enfoque trasnochado y radical de gestión de la especie, basado en el punto de vista de técnicos y científicos abiertamente procinegéticos.

La UICN ha situado a España en una encrucijada en relación al conejo. O redirige el modelo de gestión de la especie, o se acelerará su desaparición y, con ella, una parte esencial de la arquitectura de uno de los ecosistemas más biodiversos de Europa, el monte mediterráneo.

En este sentido la actuación coordinadora del Gobierno central, a través de los Ministerios con responsabilidades en agricultura y medio ambiente, se hace esencial. Hace falta un grupo de trabajo que elabore, ya, una estrategia estatal para el conejo.

Por su parte, las comunidades autónomas, dejando al margen Canarias donde la especie es introducida y cabe considerarse como invasora, tienen que reformular la condición de especie de caza del conejo. Sin perder de vista las singularidades de cada territorio, pero siempre sobre la base de que según la IUCN la especie está amenazada, la nueva regulación se debe hacer desde el planteamiento de las necesidades de protección y recuperación del conejo en España.

Fuente: Ecologistas en Acción

Participación en distintos eventos de la COP25

Socios de ANA hemos participado en los distintos eventos que se han desarrollado en Madrid con motivo de la celebración de la COP25, Conferencia 2019 de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se ha celebrado en Madrid pero bajo presidencia chilena, con la intención de alcanzar acuerdos y compromisos entre naciones para combatir los efectos del cambio climático.

Así participamos en la multitudinaria manifestación del viernes 6 de diciembre en la que decenas de miles de personas provenientes de toda España y de otros muchos países, junto a organizaciones, colectivos y comunidades indígenas venidos de todo el mundo, exigimos a los mandatarios reunidos en la COP 25 que adopten medidas urgentes y efectivas para evitar la catástrofe que se nos avecina.

La Emergencia Climática es ya una realidad dramática.

Algunos comenzamos la marcha junto a la Estación de Atocha en compañía de compañeros de Ecologistas en Acción y terminamos junto a los Nuevos Ministerios en el Paseo de la Castellana donde nos juntamos con otros socios que habían empezado desde otro punto, allí pudimos asistir junto al gran escenario montado a las intervenciones realizadas en nombre de las organizaciones convocantes, Fridays for Future, Alianza por el Clima, Alianza por la Emergencia Climática, 2020 Rebelión por el Clima, Cumbre de los Pueblos, Sociedad Civil por la Acción Climática (SCAC) y Minga Indígena, así como a varias actuaciones como la de Macaco y Amaral, entre otros artistas.

La manifestación con el lema “Desde Santiago a Madrid, el mundo despertó” y secundada por más de 500.000 personas, fue calificada como “un rotundo éxito” y “una movilización histórica ciudadana”. Una movilización masiva que ha gritado que la sociedad civil ha despertado, que la emergencia climática y ecológica ya no se puede negar y que tenemos que actuar para afrontar la crisis.

También hemos participado junto a activistas por el clima y el cambio del modelo energético y social en diferentes eventos y talleres de la Cumbre Social por el Clima, la conocida como la Cumbre de los Pueblos, que ha reunido a cientos de colectivos, con una fuerte presencia de pueblos latinoamericanos e indígenas, desde el 7 al 13 de diciembre en la Universidad Complutense de Madrid (Campus Ciudad Universitaria) y en el Espacio de Convergencia de Hortaleza 88.

Y también pudimos acreditarnos y así poder visitar la “Zona Verde – Acción por el clima de la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático, COP25” en instalaciones de IFEMA, donde el protagonismo lo han adquirido grandes empresas, parece que con la intención de publicitar medidas para alcanzar los objetivos necesarios para minimizar los efectos del cambio climático. Algunas de las empresas han presentado acciones concretas para la reducción de sus emisiones de carbono.

Nos ha congratulado la actitud de algunas empresas que han puesto de manifiesto la evidencia de la importancia de la economía circular como motor de cambio. Ha sido este uno de los ámbitos en el que han coincidido varias de las empresas que aquí han participado, el del importante aporte de la economía circular a la adaptación y la mitigación del cambio climático desde la actividad empresarial. La reducción de emisiones, la eficiencia energética, el ahorro de agua y la prevención de residuos son algunas de las principales aportaciones de la economía circular para frenar el avance de la crisis climática y evitar los peores escenarios que auguran distintas predicciones. La economía circular supone un cambio cultural en el sistema productivo y de consumo: la única salida posible para afrontar la falta de recursos y reducir el impacto ambiental de la actividad económica, creando valor y empleo. Por ello las empresas deben afrontar la lucha contra el cambio climático como una oportunidad de mejora y adaptación a un ecosistema de economía circular.

Y de Madrid nos hemos venido satisfechos por la experiencia vivida y por el nivel de conciencia y movilización que hemos visto y vivido en la lucha contra el Cambio Climático, aunque también entristecidos y enfadados con los dirigentes políticos y representantes de 200 países porque no han logrado impulsar la acción climática como se esperaba, debido a la falta de voluntad de los principales países emisores de CO2 de adquirir nuevos compromisos de reducción.

Esperemos que para la próxima cumbre en 2020 puedan alcanzar los acuerdos necesarios para estar a la altura de las exigencias que se demandan y de la gravedad de la situación de Emergencia Climática en la que estamos inmersos.