‘Okupas’ en la laguna de La Janda

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Una lámina de agua remansada en medio de campos de arroz que han sustituido a la laguna de La Janda reunía el domingo un bando de fochas comunes.

Una lámina de agua remansada en medio de campos de arroz que han sustituido a la laguna de La Janda reunía el domingo un bando de fochas comunes.

‘Okupas’ en la laguna de La Janda

Los regantes que cultivan la laguna de La Janda desde 1946 siguen sin devolverla al dominio público, a pesar de la derogación de la concesión agraria en 1967

El sumidero de la laguna de La Janda, localizado en el kilómetro 46 de la carretera nacional 340, entre Vejer y Facinas, liberaba el domingo 30 de septiembre miles de litros de agua dulce hacia las marismas del río Barbate desde los canales de riego y colectores kilométricos que surcan el suelo de uno de los humedales interiores más relevantes y extensos de Europa: 5.000 hectáreas en los momentos de máxima inundación.

Los agricultores regantes de la comarca consiguieron establecer en 1946 un acuerdo con el Gobierno por el que, una vez vaciado el humedal, se iniciaría la concesión para el dominio y aprovechamiento del suelo agrícola durante los siguientes 99 años. Para ello, los fondos públicos han sufragado desde entonces buena parte de las eficaces obras de canalización, cambio del curso y apresamiento de las aguas de los tres ríos que llenan la gran depresión: Celemín, Almodóvar y Barbate. Los últimos trabajos se han ejecutado a principios de este siglo bajo el confuso nombre Mejora y Modernización de la Zona Regable Cuenca del Barbate, que han consistido en enterrar túneles más grandes para facilitar el desagüe de la laguna principal de La Janda (4.000 hectáreas) y las asociadas secundarias de Espartinas, Jandilla, El Torero, Rehuelga y Tapatanilla (1.000 hectáreas). El proyecto se adjudicó por 1.137.000 euros a la constructora malagueña Guamar, empresa especializada en obras de perforación para metros y trenes.

A pesar de los intentos por desalojarla, la laguna sigue sin vaciarse completamente, incluso en los meses más secos del año. Sigue inundándose brevemente en las primaveras más lluviosas y reuniendo a miles de aves residentes y migrantes, mamíferos silvestres e invertebrados en los conductos y láminas de aguas remansadas que los regantes no consiguen desalojar de los cultivos, por lo que la concesión agraria aún no habría comenzado oficialmente, pues no existe documento que certifique el desalojo definitivo del agua. Y, de haber empezado el permiso agrícola, sería inválido.

Otras lagunas como la jandeña se liberaron de las concesiones agrarias con la sentencia del Tribunal Supremo de 1967, por la que se valida la reversión de los acuerdos y rescate de los humedales para el dominio público. Todos, excepto Antela en Orense, la parcialmente recuperada La Nava en Palencia y La Janda, que, en la práctica, continúa en fase de drenaje. La Revista Andaluza de Administración Pública recuerda en el número 98, mayo-agosto de 2017, que “el Estado no ha ejercido sus prerrogativas y competencias a la hora de la recuperación de pleno dominio y posesión de este humedal, a pesar de lo afirmado por el TS y de que los terrenos no hayan perdido todavía su carácter de humedal”. De hecho, en la única arteria boscosa de la canalización se alineaban el domingo sobre las ramas de los árboles cientos de nidos vacíos de voladoras que volverán en primavera a descansar y a criar pollos en este punto geográfico que encuentran por memoria genética.

La laguna de La Janda era un mar de agua dulce con islotes de bayuncos y paja castañuela en los momentos de máxima inundación como esta retrospectiva previa a la canalización del suelo.

La laguna de La Janda era un mar de agua dulce con islotes de bayuncos y paja castañuela en los momentos de máxima inundación como esta retrospectiva previa a la canalización del suelo.

La organización dedicada a la protección de las aves y sus hábitats BirdLife International tiene localizadas las áreas más importantes del mundo en biodiversidad. El número 257 de unos 3.000 está identificado como laguna de La Janda. En 2002, se puso en marcha en la comarca el programa de reintroducción del águila imperial ibérica con el fin de alcanzar un triple objetivo: recuperar el antiguo núcleo reproductor, favorecer la interconexión entre las poblaciones existentes e incrementar la viabilidad global de la especie. Ahora, las águilas imperiales reintroducidas han formado parejas estables en la corona forestal de la laguna y han logrado sacar adelante los primeros pollos nacidos después de 54 años extinguidos.

Pese a todo, el heterogéneo ecosistema del humedal que se resiste a desaparecer carece de protección ambiental por parte de las administraciones públicas y tampoco está incluido en la lista de Ramsar (convenio firmado en la ciudad iraní para la conservación y uso racional de los humedales del mundo), donde sí aparecen otros gaditanos como Doñana, Bahía de Cádiz y Laguna de Medina, de valor ecológico inferior. El exconsejero de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, José Luis Blanco, actual presidente de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, tuvo que destinar los recursos económicos y técnicos de la Consejería a la limpieza del desastre ecológico que ocasionó la rotura de la mina de Aznalcóllar en 1998 y guardar en un cajón el único proyecto de regeneración parcial de la laguna de La Janda, iniciativa de 1996 que permitió a la Universidad de Córdoba definir los criterios ecológicos de regenerar unas 500 hectáreas de cultivo (el 10% del humedal) en favor de las aves, el turismo que generan y el listado Ramsar.

Blanco quería proteger el humedal y su ecosistema y encontró lo más difícil: el acuerdo de los cuatro principales alcaldes afectados. En estos momentos, Tarifa (Partido Socialista), Barbate (Partido Andalucista), Vejer (Partido Popular) y Medina Sidonia (Izquierda Unida) muestran poco interés por la regeneración de la laguna. “Hacer no hacen nada”, coinciden en resumir las asociaciones altruistas que defienden la laguna.

José Ortiz, actual alcalde de Vejer, uno de los municipios bañados por el humedal ha declinado opinar ante este medio sobre la situación administrativa de la laguna de La Janda. Tampoco se ha mojado sobre el humedal el consejero de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, José Fiscal, a quien hemos enviado estas tres preguntas: ¿Por qué no está incluido el humedal en el listado de humedales de la provincia de Cádiz? El humedal sigue alojando aves invernantes como las grullas y migrantes, ¿por qué carece de protección ambiental? ¿Va a rescatar el proyecto de recuperación parcial de la laguna que quiso iniciar el exconsejero Blanco?

Amigos defensores de la recuperación de la laguna de La Janda se concentraron en 2016 para recordar la titularidad pública de los terrenos.

Amigos defensores de la recuperación de la laguna de La Janda se concentraron en 2016 para recordar la titularidad pública de los terrenos.

Los regantes que ocupan el humedal inundan y desaguan la laguna de forma controlada para regar los campos de cultivo en los que siembran arroz, maíz y algodón, principalmente, con ayudas agrarias de la Unión Europea. Algunos ocupan más hectáreas que otros. Hay propietarios que aprovechan el suelo húmedo para criar vacas retintas y ganado bravo en extensivo, así como productos agrícolas de regadío. Sin embargo, la mayor parte de la antigua laguna de La Janda está incorporada al Complejo Agrícola Las Lomas, una de las explotaciones que más riqueza genera en la comarca: 850 empleos cada año, 550 son directos, según fuentes oficiales. La finca vejeriega inició hace años una apuesta fuerte por la internacionalización de sus productos y, actualmente, la mayor parte de los comestibles hortícolas de regadío acaba en las cadenas británicas ASDA, Sainsbury’s, Tesco y Marks&Spencer, así como en distribuidoras alemanas, danesas y francesas.

El cultivo extensivo del arroz, el maíz y el algodón en la laguna ha permitido a la población consumir estos básicos de la alimentación a un buen precio en las últimas décadas, aunque los procesos de empaquetado, distribución y comercialización se hacen a cientos de kilómetros de la comarca jandeña. Por eso, desde la Asociación Asidonense Amigos de la Naturaleza (ANA), creada en 1978 para la defensa de los valores naturales de la comarca, piden a los gobiernos no solo la recuperación del humedal; también, “dado que parece que no hay laguna, que se condicionen las ayudas agrícolas a los regantes a producir cultivos ecológicos que no contaminen las tierras y aguas de la laguna y se persiga la denominación de origen de La Janda para todos sus productos, lo que dejaría en la zona mayor valor añadido de la materia prima”.

En esta imagen actual de google se aprecia la división agrícola que ha sufrido la laguna de La Janda, convertida en campos de cultivo de algodón y arroz, principalmente.

En esta imagen actual de google se aprecia la división agrícola que ha sufrido la laguna de La Janda, convertida en campos de cultivo de algodón y arroz, principalmente.

Las propuestas que se han redactado para la regeneración parcial del humedal pasan por suprimir y desviar canales y acequias, eliminar cortas y canalizaciones de lluvia, recuperar antiguos trazados, restaurar diques y preservar antiguos fondos lagunares. La plataforma Salvemos Valdevaqueros lanzó hace cuatro años una petición en Change.org dirigida a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía bajo el nombre Save La Janda Declaración ZEPA Ya, con la que se pretende forzar a la administración a declarar la laguna de La Janda Zona Especial de Protección para las Aves, dando así un primer paso para la regeneración del humedal. Necesitan 500 firmas; 422 personas ya lo han hecho. Son pocas. Para ANA, el desagüe de la laguna es una situación que, “lamentablemente, no preocupa a los actores sociales, sindicatos de trabajadores y políticos. No ven que el agua es fuente de vida, porque, entre otras cosas, la gente que está aprovechando la laguna son personas poderosas, influyentes”.

El doctor de Derecho Administrativo Pedro Brufao, autor del estudio La titularidad pública de los humedales. El caso de la laguna de La Janda, publicado en el boletín jurídico andaluz, concluye que el camino para recuperarla puede ser doble: el interdictum propium (potestad de la que gozan las Administraciones de recuperar por sí mismas la posesión de sus bienes, sin ninguna limitación, en este caso, avalada por la sentencia de 1967 del Tribunal Supremo que declara el carácter público de la laguna de La Janda) y el expediente de desahucio, lo que obligaría a taponar el sumidero del kilómetro 46.

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