Dejar de importar deforestación

Dejar de importar deforestación: una obligación del Gobierno de España

Tribuna de opinión publicado por: Redacción EFEverde 5 de diciembre, 2022

Frenar la deforestación es imprescindible para detener el cambio climático y la crisis de biodiversidad. Pero proteger los bosques de la deforestación es también sinónimo de estabilidad para una economía que pone la vida en el centro, como  señala el informe ‘El estado de los bosques del mundo 2022’ de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO): “No habrá una economía saludable sin un planeta sano”.

Y si atendemos a las últimas llamadas para la movilización política y social contra la destrucción de los ecosistemas forestales, podemos entender que estamos ante un momento clave de la historia para afrontar el reto de la protección de los bosques y sus habitantes. Lo vemos en un par de ejemplos cercanos: La felicitación de Pedro Sánchez a Luiz Inácio -Lula- da Silva por su victoria electoral en Brasil bien podría ser el lema de un movimiento de defensa de los derechos humanos: “Trabajemos juntos por la justicia social, la igualdad y contra el cambio climático”. Y el mismo Lula ha proclamado recientemente desde la Cumbre del Clima su firme propósito de acabar “con el proceso de degradación que están viviendo nuestros bosques tropicales».

Y es que luchar contra la deforestación de la Amazonía, a la vez que proteger a las poblaciones que lo habitan, ha sido una de las principales propuestas de campaña del ahora presidente electo. Pero, ¿qué papel está jugando Europa en la deforestación y su prevención? Es más: ¿Qué pueden hacer Europa y España ante un Lula vencedor y su proclama “Deforestación Cero”? 

Los bosques y otros ecosistemas forestales proporcionan  servicios ambientales fundamentales para la vida, como albergar biodiversidad, suministro de materias primas, contribuir a mantener un clima estable, proporcionar aire limpio, y desempeñar un papel fundamental en la purificación de las aguas y los suelos, así como en la retención de agua. El factor que más influye en la deforestación y la degradación forestal es la expansión de las tierras agrícolas -en torno al 80%- para obtener materias primas como la carne de vacuno, la madera, el café o el cacao y otras que se destinan a agrocombustibles o alimentación animal, como el aceite de palma o la soja. Productos que la Unión Europea importa en ingentes cantidades, siendo  el segundo importador mundial de estas materias primas, solo por detrás de China. Por eso es cuestión vital que se garantice una importación libre de deforestación. También, por supuesto, por otros impactos derivados o relacionados con la deforestación: el acaparamiento de tierras o la violencia contra las comunidades indígenas.

La Comisión Europea ha dado un primer paso importante para abordar este problema presentando un borrador de reglamento con el objeto de evitar importaciones que provengan de suelos deforestados. Transcurrido un año desde que la Comisión Europea presentara su propuesta de texto legislativo, el Parlamento Europeo aprobó de forma abrumadora el pasado 13 de septiembre una posición más ambiciosa aún contra la importación de productos que implican deforestación. 

Fue un voto histórico y en línea con la opinión de 9 de cada 10 consumidores españoles, que no quieren en su cesta de la compra productos que causan deforestación. Una gran mayoría de eurodiputados -entre ellos, todos los de PSOE, PP, Unidas Podemos y Ciudadanos-, votaron a favor de proteger los bosques del mundo y a las comunidades indígenas que viven en ellos.

Frenar la deforestación y la degradación forestal contribuirá sin duda a combatir los dos problemas medioambientales más importantes de nuestra era: el calentamiento global y la pérdida de biodiversidad. 

De los Estados miembro de la UE, España es el tercero con mayor consumo de productos vinculados a la destrucción de los bosques, de ahí que el papel del ejecutivo español sea decisivo. Este acuerdo político y social está a un paso de ser una realidad, pero solo será un verdadero acuerdo si el Gobierno de España respalda la propuesta del Parlamento Europeo y se aprueba finalmente una ley que garantice una importación libre de toda deforestación. 

Para ello será necesario que acepten que en su ámbito de aplicación se incorporen otras materias primas como el caucho, el maíz u otros productos cárnicos, además de que no se limite a los bosques y se amplíe a otras zonas boscosas que sufren el avance de los monocultivos y que por otro lado permitiría seguir protegiendo los sistemas silvopastorales de las dehesas mediterráneas. En cuanto a la protección de los derechos de las comunidades locales e indígenas, es imprescindible que se acepte la inclusión de normas básicas como la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas o el Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales que permitiría alcanzar un equilibrio adecuado entre el objetivo político del reglamento, los derechos más relevantes para la producción de productos básicos y la «aplicabilidad» para los operadores. 

La actual negociación es una oportunidad única para que el Gobierno de España muestre su liderazgo y apoye una ley que garantice que los productos que importamos estén libres de deforestación. Porque la deforestación también es cambio climático, y no habrá una lucha sin la otra.

Firmantes:  Maite Serrano Oñate, directora de La Coordinadora de ONGD – Eva Saldaña Buenhache, directora Ejecutiva de Greenpeace España – Blanca Ruibal, coordinadora de Amigos de la Tierra – David Sánchez Carpio, director de la Federación de Consumidores y Usuarios CECU – Carlos Bravo Villa, representante de Mighty Earth en España – Sara Acuña Romero, coordinadora de Ecologistas en Acción – Alberto Abad Adelarpe, presidente de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo – Juan Carlos del Olmo, Secretario General de WWF España – Asunción Ruiz, Directora de Sociedad Española de Ornitología SEO-Birdlife